viernes, 22 de octubre de 2010

Benoît Mandelbrot, el padre de la geometría fractal



Fractal (del latín fractus, ‘irregular’, ‘fragmentado’) es una palabra que acuñó el propio Mandelbrot para describir la repetición “infinita' de patrones geométricos a diferentes escalas, que muestran versiones cada vez más pequeñas de sí mismos. Las partes pequeñas de un fractal, explicaba Mandelbrot, son semejantes al todo, al conjunto completo. Lo más interesante es que el matemático demostró que la mayoría de las formas de la naturaleza son fractales. Los fractales se han utilizado para explicar fenómenos atmosféricos, para analizar las redes vasculares y las redes neuronales del cuerpo humano, para calcular la longitud de las costas, para explicar el crecimiento de los cerebros de los mamíferos, para estudiar los seísmos... Incluso en telecomunicaciones se han diseñado antenas fractales. 

Los hallazgos se Mandelbrot también se aplican en artes visuales (la mayoría de objetos generador hoy por ordenador se basan en alguna versión de los fractales mandelbrotianos) y en arquitectura, y se pueden entrever en la Quinta sinfonía de Beethoven y en la poesía de Emily Dickinson (donde lo grande se parece a lo pequeño), por citar algunos ejemplos. Además, son necesarios para la compresión de imágenes digitales.

Con sus fractales, Mandelbrot se hizo tan popular que a sus charlas acudía todo tipo de artistas, lo que le valió el apodo de la “estrella de rock de las matemáticas'.

Benoît Mandelbrot (Varsovia, Polonia, 20 de noviembre de 1924 – Cambridge, Estados Unidos, 14 de octubre de 2010) miembro de una familia judía culta de origen lituano afincada en Polonia. Fue introducido al mundo de las matemáticas desde pequeño gracias a sus dos tíos. Cuando su familia emigra a Francia en 1936 su tío Szolem Mandelbrot, profesor de matemáticas en el Collège de France y sucesor de Hadamardost en este puesto, toma responsabilidad de su educación. Después de realizar sus estudios en la Universidad de Lyon ingresó a la École polytechnique, a temprana edad, en 1944 bajo la dirección de Paul Lévy quien también lo influyó fuertemente. Se doctoró en matemáticas por la Universidad de París en el año 1952. Posteriormente se fue al MIT y Luego al Instituto de Estudios Avanzados de Pricenton, donde fue el último estudiante de postdoctorado a cargo de John von Neumann. Después de diversas estancias en Ginebra y París acabó trabajando en IBM Research.

En 1967 publicó en Science «¿Cuánto mide la costa de Gran Bretaña?», donde se exponen sus ideas tempranas sobre los fractales.

Fue profesor de economía en la Universidad Harvard, ingeniería en Yale, fisiología en el Colegio Albert Einstein de Medicina, y matemáticas en París y Ginebra. Desde 1958 trabajó en IBM en el Centro de Investigaciones Thomas B. Watson en Nueva York.

Principal creador de la Geometría Fractal, al referirse al impacto de esta disciplina en la concepción e interpretación de los objetos que se encuentran en la naturaleza. En 1982 publicó su libro Fractal Geometry of Nature en el que explicaba sus investigaciones en este campo. La geometría fractal se distingue por una aproximación más abstracta a la dimensión de la que caracteriza a la geometría convencional.

El profesor Mandelbrot se interesó por cuestiones que nunca antes habían preocupado a los científicos, como los patrones por los que se rigen la rugosidad o las grietas y fracturas en la naturaleza.

Mandelbrot sostuvo que los fractales, en muchos aspectos, son más naturales, y por tanto mejor comprendidos intuitivamente por el hombre, que los objetos basados en la geometría euclidiana, que han sido suavizados artificialmente.


jueves, 21 de octubre de 2010

El ADN de Luís Capeto


El 21 de enero de 1793, el rey de Francia Luis XVI fue ejecutado en la guillotina por conspirar contra la libertad de la nación y tras un intento de fuga. Según las crónicas que se conservan de la época, fueron muchos los ciudadanos que subieron al cadalso a mojar sus pañuelos en la sangre del monarca para tener un recuerdo del histórico acontecimiento. Un equipo coordinado por el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carles Lalueza-Fox ha analizado la sangre procedente de uno de esos pañuelos y ha observado que sus patrones genéticos podrían corresponderse con los del rey galo. Los resultados se publican en la revista Forensic Science International.

Aunque del pañuelo no se conservan restos, los científicos sí han podido analizar la sustancia marrón que durante años ha permanecido dentro de una calabaza. La calabaza, decorada con técnica pirográfica, lleva en posesión de una familia de Bolonia desde hace más de un siglo. El objeto, valorado en 2 millones de euros, muestra los retratos de varios protagonistas de la revolución francesa, como George Danton, Maximilien Robespierre, Camilla Desmoulins, Louis-Sébastien Mercier, Jean Paul Marat, la reina Maria Antonieta o el propio Luis XVI.

“Lo más interesante es posiblemente el texto escrito junto a los retratos, en el que se explica la historia de uno de los testigos de la ejecución. Gracias a este texto sabemos que Maximilien Bourdaloue mojó su pañuelo en la sangre, lo metió en la calabaza y ordenó a un artista parisino, Jean Roux, su decoración, la cual finalizó el 18 de septiembre de 1793', detalla Lalueza-Fox, que trabaja en el Instituto de Biología Evolutiva, un centro mixto del CSIC y la Universitat Pompeu Fabra. La intención de Bourdaloue era vender la calabaza por 500 francos a “El Águila', apodo que podría hacer referencia a un joven Napoleón.

Los científicos recuperaron el ADN mitocondrial y el cromosoma Y del individuo. Comprobaron, por tanto, que se trataba de un varón europeo y que sus datos genéticos procedían de linajes difíciles de encontrar en las bases de datos actuales. “El ADN mitocondrial corresponde a un raro linaje N1b, presente en sólo dos europeos de un total de casi 21.000 estudiados. El Y corresponde a un linaje G2a no descrito entre 21.800 europeos analizados', señala Lalueza-Fox.

Fuente: Muy Interesante

jueves, 14 de octubre de 2010

Blas de Lezo


Blas de Lezo y Olavarrieta nació en Pasajes (Guipúzcoa), el 3 de febrero de 1689. Pertenecía a una familia con ilustres marinos entre sus antepasados, en un pueblo dedicado, prácticamente en exclusiva, a la mar. Se educó en un colegio de Francia y salió de él en 1701, para embarcar en la escuadra francesa. Luis XIV había ordenado que hubiese el mayor intercambio posible de oficiales entre los ejércitos y las escuadras de España y Francia.

Con apenas 12 años (1701), se enrola como guardiamarina al servicio del conde de Toulouse, Luis Alejandro de Borbón, hijo de Luis XIV. Se integró en la armada francesa, en ese momento aliada de España en la Guerra de Sucesión, que acaba de empezar, al morir Carlos II sin descendencia.

La guerra enfrenta a Felipe de Anjou, apoyado por Francia y nombrado heredero por el rey español, con el archiduque Carlos de Austria, apoyado por Inglaterra, ya que esta última temía el poderío que alcanzarían los Borbones en el continente. La escuadra francesa había salido de Tolón y en Málaga se habían unido algunas galeras españolas mandadas por el conde de Fuencalada. Frente a Vélez-Málaga se produjo el 24 de agosto de 1704 la batalla naval más importante del conflicto. En dicho combate se enfrentaron 96 naves de guerra franco-españolas (51 navíos de línea, 6 fragatas, 8 brulotes y 12 galeras, sumando un total de 3.577 cañones y 24.277 hombres) y la flota anglo-holandesa, mandada por el almirante Rooke y compuesta por 53 navíos de línea, 6 fragatas, pataches y brulotes con un total de 3.614 cañones y 22.543 hombres. dando como resultado al final de la contienda 1.500 y 2.700 bajas, respectivamente.

Blas de Lezo participó en aquella batalla batiéndose de manera ejemplar, hasta que una bala de cañón le destrozó la pierna izquierda, teniéndosela que amputar, sin anestesia, por debajo de la rodilla. Cuentan las crónicas que el muchacho no profirió un lamento durante la operación. Debido al valor demostrado tanto en aquel trance como en el propio combate, es ascendido en 1704 a Alférez de Bajel de Alto Bordo por Luis XIV. Se le ofrece ser asistente de cámara de la Corte de Felipe V. Siguió su servicio a bordo de diferentes buques, tomando parte en las operaciones que tuvieron lugar para socorrer las plazas de Peñíscola y Palermo; en el ataque al navío inglés Resolution de 70 cañones, que terminó con la quema de éste, así como en el apresamiento de dos navíos enemigos que fueron conducidos a Pasajes y Bayona. Evidentemente necesitó una larga recuperación y rechazó estar en la Corte, pues ambicionaba conocer las artes marineras y convertirse en un gran comandante. En 1705 vuelve a bordo y aprovisiona la asediada Peñíscola.

Continúa patrullando el Mediterráneo, apresando numerosos barcos ingleses y realizando valientes maniobras con un arrojo inusitado. Tanto es así que se le premia permitiendo que lleve sus presas a Pasajes, su pueblo natal. Pero enseguida es requerido por sus superiores y en 1706 se le ordena abastecer a los sitiados de Barcelona al mando de una pequeña flotilla. Sirviéndose de su aguda inteligencia, realiza brillantemente su cometido, escapa una y otra vez del cerco que establecen los ingleses para evitar el aprovisionamiento. Para ello deja flotando y ardiendo paja húmeda con el fin de crear un densa nube de humo que ocultase los navíos españoles, pero además carga «sus cañones con unos casquetes de armazón delgada con material incendiario dentro, que, al ser disparados, prenden fuego a los buques británicos». Los británicos se ven impotentes ante tal despliegue de ingenio. Posteriormente se le destaca a la fortaleza de Santa Catalina de Tolón, donde toma contacto con la defensa desde tierra firme en combate contra las tropas del príncipe Eugenio de Saboya. En esta acción y tras el impacto de un cañonazo en la fortificación, una esquirla se le aloja en el ojo izquierdo, que explota en el acto, perdiendo así para siempre la vista del mismo.

Tras una breve convalecencia es destinado al puerto de Rochefort, donde lo ascienden a Teniente de Guardacostas en 1707. Allí realizará otra gran gesta rindiendo en 1710 una decena de barcos enemigos, el menor de 20 piezas. Por estas fechas tiene lugar el referido combate con el Stanhope comandado por John Combs, que lo triplicaba en fuerzas. Se mantuvo un cañoneo mutuo hasta que las maniobras de Lezo dejaron al barco enemigo a distancia de abordaje, momento en el que ordenó lanzaran los garfios para llevarlo a cabo: «Cuando los ingleses vieron aquello, entraron en pánico».

El abordaje de los españoles era una temible maniobra ofensiva, que los ingleses temían particularmente: los navíos españoles cañoneaban de cerca, tras lo cual lanzaban garfios y abordaban el navío contrario, buscando el cuerpo a cuerpo, hasta la rendición del enemigo. De este modo, con tripulaciones muy inferiores en número, los navíos españoles lograban apresar otros con mucha mayor dotación y porte. Blas de Lezo se cubrió de gloria en tan fenomenal enfrentamiento, en el que incluso es herido, siendo ascendido a Capitán de Fragata.

En 1712 pasa a servir bajo las órdenes de Andrés de Pes. Este afamado almirante quedó maravillado ante la valía de Lezo y emitió varios escritos que le valieron su ascenso a Capitán de Navío un año más tarde. Posteriormente participó en el asedio de Barcelona al mando del Campanella, en el que el 11 de septiembre de 1714, al acercarse con demasiado ímpetu a sus defensas, recibe un balazo de mosquete en el antebrazo derecho, quedando la extremidad sin apenas movilidad hasta el fin de sus días. De esta manera con sólo 25 años tenemos al joven Blas de Lezo tuerto, manco y cojo. En esa época, y al mando de una fragata, apresó once navíos británicos, entre ellos el emblemático Stanhope, navío de gran poder ofensivo.

En 1715, al mando de Nuestra Señora de Begoña, y ya repuesto de sus heridas, se dirige en una extensa flota a reconquistar Mallorca, que se rinde sin un solo fogonazo.

Terminada la Guerra de Sucesión, se le confió el buque insignia Lanfranco. Un año después parte hacia La Habana escoltando a una flota de galeones en el Lanfranco, barco que será retirado del servicio debido a su calamitoso estado, a su regreso a Cádiz.

Allí se queda hasta 1720, cuando se le asigna un nuevo navío bautizado también como Lanfranco, conocido asimismo como León Franco y Nuestra Señora del Pilar, y es integrado dentro de una escuadra hispano-francesa al mando de Bartolomé de Urdizu con el cometido de limpiar de corsarios y piratas los llamados Mares del Sur, o lo que es lo mismo, las costas del Perú. La escuadra estaba compuesta por parte española de cuatro buques de guerra y una fragata, y por parte francesa por dos navíos de línea. Sus primeras operaciones fueron contra los dos barcos, el Success y el Speed Well del corsario inglés John Clipperton, que logró evitarlos y tras hacer algunas capturas huyó a Asia, donde fue capturado y ejecutado.

Contrajo matrimonio en el Perú en 1725.

En 1730 regresó a España y fue ascendido a jefe de la escuadra naval del Mediterráneo. Habiendo surgido diferencias con la república de Génova, España estaba resentida por la conducta observada por aquel Estado, y no de acuerdo con sus procedimientos, el general Lezo, por orden superior, se personó en aquel puerto con seis navíos y exigió, como satisfacción, el pago de los dos millones de pesos pertenecientes a España que se hallaban retenidos en el Banco de San Jorge, además de un homenaje a la bandera real de España. Mostrando el reloj a los comisionados de la ciudad, que buscaban el modo de eludir la cuestión del pago, fijó un plazo, transcurrido el cual la escuadra rompería el fuego contra la ciudad. Los dos millones de pesos recibidos fueron enviados, por orden del rey, medio millón para el infante don Carlos y el resto fue remitido a Alicante para sufragar los gastos de la expedición que se alistaba para la conquista de Orán.

En reconocimiento de sus servicios al Rey, éste le concede en 1731 como estandarte para su capitana la bandera morada con el escudo de armas de Felipe V, las órdenes del Espíritu Santo y el Toisón de Oro alrededor y cuatro anclas en sus extremos.

En 1732, a bordo del Santiago mandó una expedición a Orán con 54 buques y 30.000 hombres, y rindió la ciudad, si bien cuando se marchó, Bay Hassan logró reunir tropas y sitiarla. Lezo retornó en su socorro con seis navíos y 5.000 hombres, logrando ahuyentar al pirata argelino tras reñida lucha. No contento con esto, persiguió su nave capitana de 60 cañones, que se refugió en la bahía de Mostagán, baluarte defendido por dos castillos fortificados y 4.000 hombres. Ello no arredró a Lezo, que entró tras la nave argelina despreciando el fuego de los fuertes, incendiándola y causando además grave ruina a los castillos. Patrulló después durante meses por aquellos mares, impidiendo que los argelinos recibieran refuerzos de Estambul, hasta que una epidemia lo forzó a regresar a la ciudad de Cádiz.

El rey lo ascendió en 1734 a teniente general de la Armada. Regresó a América con los navíos Fuerte y Conquistador en 1737 como comandante general de Cartagena de Indias, plaza que tuvo que defender de un sitio (1741) al que la había sometido el ataque del almirante inglés Edward Vernon. La excusa de los ingleses para iniciar un conflicto con España fue el apresamiento de un barco corsario comandado por Robert Jenkins cerca de la costa de Florida. El capitán de navío Julio León Fandiño apresó el barco corsario y cortó la oreja de su capitán al tiempo que le decía (según el testimonio del inglés): «Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve.» A la sazón, el tráfico de ultramar español se veía constantemente entorpecido e interrumpido por los piratas ingleses. En su comparecencia ante la Cámara de los Lores, Jenkins denunció el caso con la oreja en la mano, de ahí que los ingleses conozcan el conflicto como «Guerra de la oreja de Jenkins».

Vernon estaba envalentonado tras el saqueo de la mal guarnecida plaza de Portobelo (Panamá), y el inglés desafió a Lezo, a lo que el marino español contestó: «Si hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera su Merced insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía.»

La flota inglesa, la agrupación de buques de guerra más grande que hasta entonces había surcado los mares (2.000 cañones dispuestos en 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes y buques de transporte, y 23.600 combatientes entre marinos, soldados y esclavos negros macheteros de Jamaica, más 4.000 reclutas de Virginia bajo las órdenes de Lawrence Washington, medio hermano del futuro libertador George Washington), superaba en más de 60 navíos a la Gran Armada de Felipe II. Esta flota ha sido la segunda más grande de todos los siglos, después de la armada que atacó las costas de Normandía en la Segunda Guerra Mundial. Para hacerse idea del mérito estratégico de la victoria, baste decir que las defensas de Cartagena no pasaban de 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior, más la marinería y tropa de desembarco de los seis únicos navíos de guerra de los que disponía la ciudad: Galicia, que era la nave Capitana, San Felipe, San Carlos, África, Dragón y Conquistador. Blas de Lezo, sin embargo, contaba con la experiencia de 22 batallas. El sitio de Cartagena de Indias fue una gran victoria con una enorme desproporción entre los dos bandos.


Tan colosal derrota de los ingleses aseguró el dominio español de los mares durante más de medio siglo hasta que lo perdió en Trafalgar, cosa que la historia inglesa no reconoce. Humillados por la derrota, los ingleses ocultaron monedas y medallas grabadas con anterioridad para celebrar la victoria que nunca llegó. Tan convencidos estaban de la derrota de Cartagena que pusieron monedas en circulación que decían en su anverso: «Los héroes británicos tomaron Cartagena el 1 de abril de 1741» y «El orgullo español humillado por Vernon».


Fue justo lo contrario: con sólo seis navíos, 2.830 hombres y mucha imaginación, Blas de Lezo derrotó a Vernon, que traía 180 navíos y casi 25.000 hombres, fue tal la derrota que el Rey de Inglaterra, Jorge II prohibió hablar de ella o que se escribieran crónicas alusivas al hecho, como si nunca hubiese ocurrido. Mientras en su retiro, el almirante Vernon se alejaba de la bahía con su armada destrozada le gritaba al viento una frase: «God damn you, Lezo!» (¡Que Dios te maldiga Lezo!). En respuesta escrita a Vernon, Blas de Lezo pronunció la inmortal frase: «Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque ésta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir.»

Blas de Lezo falleció en Cartagena de Indias al contraer la peste, enfermedad generada por los cuerpos insepultos (casi todos ingleses) ocasionados por los sucesivos combates.

Archivo:Fragata Blas de Lezo (F103) CPH f.jpg

Su memoria es honrada por la Armada Española, donde su nombre se recuerda con el mayor honor que puede rendirse a un marino español, siendo costumbre que exista siempre un navío de la Armada bautizado con su nombre. El último es una fragata de la clase F-100, la Blas de Lezo (F103). Otro barco con este nombre, el crucero Blas de Lezo se perdió en 1932 al tocar un bajío frente a las costas de Finisterre.

Existe una placa en su honor en el Panteón de Marinos Ilustres en San Fernando (Cádiz) donde reposan héroes de la Real Armada Española.

Sin embargo, aunque las proezas de Blas de Lezo estén a la altura de los más grandes héroes de la historia, es un personaje prácticamente olvidado. Actualmente, la empresa española DL-Multimedia está preparando un documental sobre su vida para los canales Historia y Odisea. Aunque cuenta con calles en Valencia, Málaga, Alicante, Las Palmas de Gran Canaria, San Sebastián, Pasajes, su ciudad natal, y finalmente, tras una recogida de firmas, el 28 de abril de 2010 se aprobó dedicarle una avenida6 en la capital de España, Madrid.

Blas de Lezo es un reconocido héroe en la ciudad de Cartagena de Indias, la cual le rinde grandes honores y reconocimientos: conmemorando su valentía existen barrios en dicha ciudad, lo mismo que avenidas y plazas. Su estatua frente al baluarte de San Felipe de Barajas es otra muestra del respeto y admiración a este gran personaje.

Desde el pasado día 5 de noviembre de 2009, en la ciudad de Cartagena de Indias, se ha cumplido el deseo del valiente Blas de Lezo, ya que éste pedía en su testamento que un grupo de españoles pusiera una placa para no olvidar aquella victoria. En ella hoy se puede leer: «Aquí España derrotó a Inglaterra y sus colonias». «Con sólo 3.000 hombres y su ingenio, Lezo derrotó una armada de unos 25.000 hombres, más 4.000 hombres traídos de Virginia por el medio hermano de George Washington».

Asimismo, el 21 de noviembre de 2009 se descubrió para su memoria una placa en la calle Larga nº 70 de la localidad del Puerto de Santa María, lugar donde residió D. Blas de Lezo antes de librar la Batalla de Cartagena. En dicho acto se estrenó por primera vez la marcha militar "Almirante Blas de Lezo" original de Joaquín Drake García, compuesta para la Armada e interpretada por la Banda de Música del Tercio Sur (Infantería de Marina), presidiendo el acto el Almirante de la Flota, el Alcalde y la presidencia del Club de Mar de la Localidad. En dicha lápida se puede leer: "En 1736 vivió junto a su familia, el Teniente General de la Armada D. Blas de Lezo y Olavarrieta, insigne e invencible marino, héroe de la Batalla de Cartagena de indias en la que la flota inglesa sufrió una humillante derrota en el año 1741. La Ciudad del Puerto de Santa María en homenaje a su memoria. 21 de noviembre de 2009".

Tambien cabría destacar que en el año 2005 Gran Bretaña decidió conmemorar el segundo centenario de la victoria británica en la batalla de Trafalgar, ocurrida en 1805 en las costas de Cádiz, España.  En dicha batalla, las fuerzas aliadas franco-españolas fueron derrotadas por el almirante Nelson.  La proporción de las fuerzas era de 27 navíos ingleses contra 33 navíos aliados.  La pericia de Nelson logró derrotar a la (numéricamente) superior flota franco-española, algo muy celebrado por Inglaterra que incluso dedicó la plaza más importante de Londres a recordar tal evento. La Gran Bretaña cursó una invitación al Reino de España para participar en tal evento ... la España de 2005 aceptó la invitación… enviando un regalo “oculto” a la misma.  El buque de guerra “Blas de Lezo”

Su defensa de Cartagena de Indias ha sido recientemente llevada al terreno de la novela histórica de la mano del escritor Alber Vázquez.

miércoles, 13 de octubre de 2010

La ciudad más grande del mundo

En la antigüedad ya existían las grandes ciudades. Como no había censos es muy difícil hacer una estimación de la población de las capitales de los grandes imperios, pero los historiadores están más o menos de acuerdo en que ninguna de ellas llegaba al millón de habitantes. Roma, en sus mejores momentos, tenía cerca de tres cuartos de millón de habitantes; Alejandría, casi medio millón; Bagdad, entre el 900 dC y el 1500 dC, llegaba a los 900.000; y Constantinopla, capital del imperio bizantino, llegó al medio millón de habitantes. La primera ciudad en llegar al millón de habitantes es posible que fuera Pekín, y no ocurrió hasta 1750. 

En esa época en Europa empezaba la revolución industrial: la gente abandonaba los campos para ir a trabajar en una fábrica, y las ciudades empezaron a crecer y a pasar del millón de habitantes. Durante un siglo y medio todas las grandes ciudades pertenecían a los países más ricos y más industrializados: Londres, París, Berlín, Viena, Nueva York, Chicago.

El siglo XX empezó con una docena de ciudades de más de un millón de habitantes, y entre ellas había una novedad: Calcuta, la primera gran ciudad del Tercer Mundo. Rápidamente, las metrópolis proliferaron: en los años 40 había 51 que llegaban a esa cifra, y en los 80 habían llegado a 226. Hoy en día son tantas que se ha impuesto una nueva medida: en 1990 había 35 ciudades de más de cinco millones de habitantes; diez años más tarde, casi el doble. Y seguimos creciendo...

Estas grandes ciudades han crecido tanto que a menudo han engullido pueblos y ciudades vecinas creando inmensas áreas urbanas que se extienden centenares de quilómetros. Esto dificulta la tarea de hacer un listado de las ciudades más pobladas del planeta, porque no se puede delimitar con exactitud dónde empiezan y dónde acaban. ¿Qué debemos tener en cuenta? ¿El área metropolitana? ¿La aglomeración urbana? ¿La ciudad en sí? Si observamos los diferentes rankings de ciudades más grandes del mundo veremos que ni siquiera los expertos se ponen de acuerdo. En algunas listas, Seúl aparece como la segunda ciudad con más habitantes porqué se cuenta la ciudad vecina de Incheon como parte de la aglomeración urbana, pero en otras consideran que son dos ciudades distintas. Ciudad de México es la tercera en algunas listas, pero en otras queda por detrás de Nueva York, Bombay, Delhi y Sao Paulo. 

Pero todas las listas coinciden en dos cosas: la primera es que Tokio, con unos 35 millones de habitantes viviendo dentro del área metropolitana, es la ciudad más poblada del mundo; la segunda es que la mayoría de las grandes ciudades pertenecen a países en vías de desarrollo, donde se concentra buena parte de la explosión demográfica. Un ejemplo: Ciudad de México en 1900 sólo tenía 340.000 habitantes, la población actual de Islandia.

En los próximos años parece que las ciudades seguirán creciendo, pero este crecimiento no será ilimitado. Las ciudades actuales consumen tres cuartas partes de la energía mundial y provocan tres cuartas partes de la contaminación total. Este impacto es insostenible: o reducimos el volumen de las ciudades o reducimos el consumo y la contaminación, no hay otra solución.

martes, 12 de octubre de 2010

Agua!


h2o complejidad Moléculas de H2O como nunca se habían visto

Hace unos días fue publicado el artículo científico “Structural Inhomogeneity of Water by Complex Network Analysis”. En él fueron dadas a conocer un par de estructuras conformadas por moléculas de agua, que además interactúan entre sí a una velocidad pasmosa. El descubrimiento fue conseguido gracias al uso de redes complejas, una de las técnicas de análisis matemático más fascinantes y reveladoras de la última década.

La noción más simple de la molécula H2O es la de un par de esferas de igual diámetro conectadas a otra de mayor tamaño. Por supuesto, esa sólo es una conveniente representación que sólo es útil en situaciones muy limitadas. Desde otros puntos de vista el agua no es sino una turba de moléculas de H2O interactuando de forma extraordinaria y compleja según la temperatura.

En particular, el citado artículo presenta los resultados de una serie de simulaciones para comprobar la presencia de estructuras no homogéneas en el agua a temperatura ambiente. Encontraron que cualquier volumen de agua presenta dos tipos de estructuras: una dispersa y una concentrada. Ambas estructuras tienden a apartarse y recombinarse entre sí en fracciones de segundo: entre 200 y 400 femtosegundos (milbillonésimas de segundo).

h2o estructuras complejas Moléculas de H2O como nunca se habían visto

Bajo esa dinámica, los átomos de hidrógeno tienden a convertirse en una suerte de nano ganchos a los que otros como el Carbono y el Nitrógeno pueden asirse con suma facilidad. Como consecuencia, el agua no sólo es un simple solvente, sino el medio más poderoso para la evolución de moléculas mucho más elaboradas como las que permiten la vida: enzimas, proteínas y, por su puesto, ADN.

Vamos, no hay líquido conocido que iguale las propiedades del agua y tal vez se deba a la exclusiva arquitectura de su red de moléculas. Y es que como reza el cliché, “el agua es vida”.

lunes, 11 de octubre de 2010

A martillazos con una gota de nitroglicerina



Del departamento de niños-no-intentéis-esto-en-casa-nidecoña, un vídeo en el que se puede ver a cámara lenta que pasa cuando le pegas un martillazo a una gota de nitroglicerina. Aún ralentizado 600 veces, la detonación es increíblemente rápida.

(Vía Boing Boing).

Un anciano de hace medio millón de años


Un grupo de paleontólogos del equipo de investigaciones de Atapuerca ha estudiado los restos fósiles de una porción del tronco y la pelvis de un hombre senil que sufría cierto grado de minusvalía locomotriz. De acuerdo con los autores de este estudio, publicado este domingo online en la revista científica PNAS, la presencia de un individuo anciano discapacitado en una población prehistórica de más de 500 mil años, podría ser un indicio del cuidado social dispensado en un pasado remoto a los 'mayores' del grupo.

El equipo científico, formado principalmente por investigadores del Centro UCM-ISCIII de evolución y comportamiento humanos de Madrid, recuperó los restos fósiles de este individuo a lo largo de cinco intensas campañas de excavación en la Sima de los Huesos, una pequeña cavidad situada a más de 30 metros de profundidad en el interior de la Sierra de Atapuerca. Los restos de la pelvis fueron objeto de un estudio previo publicado en el año 1999. Desde entonces, el trabajo en el laboratorio ha permitido reconstruir y asociar a esta pelvis, su columna lumbar.

La investigación publicada este domingo en la revista PNAS ha revelado que este esqueleto parcial, perteneciente a un varón de gran corpulencia física de una especie antepasada de los neandertales, padecía importantes enfermedades degenerativas desde mucho antes de morir, con más de 45 años de edad. Estas enfermedades tendrían manifestaciones posturales y dolorosas en las zonas lumbar y pélvica, que según los autores del estudio, obligarían al individuo a adoptar una posición encorvada y, quizás, a usar un báculo para mantenerse erguido. Por ello, este individuo probablemente estaría impedido para cazar, entre otras actividades. Su supervivencia durante largo tiempo con estas discapacidades, hace suponer a los autores que el grupo social nómada del que formaba parte este individuo, tendría una atención "especial" con sus "mayores".

Las conclusiones de este estudio no se restringen solo a este individuo patológico; el equipo ha encontrado también en la Sima de los Huesos los restos de otras personas que no tenían deformidades en la columna vertebral ni en la pelvis. Gracias a ellos, los científicos han descubierto que esta población, al igual que los neandertales, poseía una columna vertebral con curvaturas menos marcadas que las que recorren nuestras espaldas. Es más, la forma característica de sus vértebras y su pelvis demuestra que sus cuerpos estaban diseñados, como los nuestros, para minimizar el gasto de energía necesario para mantenerse perfectamente erguidos.

En nuestra especie, la pelvis presenta un diseño adaptado a una postura erguida y una locomoción bípeda. Estas adaptaciones "compiten" en las mujeres con la necesidad de dar a luz. Estas circunstancias, junto con el elevado tamaño encefálico de los recién nacidos, convierten el parto en un proceso complicado en nuestra especie.

En consecuencia, la forma del conducto pélvico de las mujeres presenta modificaciones que habilitan el paso del feto a término en el momento del alumbramiento. Retrocediendo en el tiempo, los científicos de este estudio han comparado también el conducto pélvico del anciano de la Sima de los Huesos, con el de otras pelvis humanas fósiles de sexo femenino encontradas en otros yacimientos del mundo. Los resultados publicados señalan que las diferencias entre los sexos de los individuos fósiles se asemejan a aquellas encontradas entre los hombres y las mujeres actuales. Este hallazgo ha permitido a los investigadores de Atapuerca sostener la hipótesis de que las mujeres de estos humanos extintos sufrirían presiones obstétricas, es decir, alumbramientos difíciles.

Fuente: El Mundo

viernes, 8 de octubre de 2010

La Cruz Templaria















Las encomiendas están profusamente presididas por Cristos crucificados sobre troncos de árbol, como queriendo resaltar la fuerza de la naturaleza y su relación con la divinidad. En otros casos, sus iglesias están bajo al advocación de la Vera Cruz, o la Santa Cruz, guardándose en ellas relicarios en forma de cruz patriarcal, que contienen fragmentos del Lignum Crucis. A pesar de la presencia de éstas y otras cruces hay que recordar que en el proceso contra ellos se les acusó de no mostrar culto hacia la cruz.

La Cruz templaria nació con Eugenio III, en un capítulo extraordinario de la Orden celebrado el 27 (o 24) de abril de 1147 (1146 en otros libros), creo recordar que en la casa del Temple de París, al que asistió el citado Pontífice. Todos los caballeros con mantos blancos sentados alrededor del Papa, en un Capítulo fuera de lo normal, en el que se aprobaron algunas prerrogativas de la Orden y, entre ellas, el derecho a llevar una cruz. Las remisiones a ese encuentro señalan que la cruz a la que se refieren las actas es una cruz simple o sencilla, es decir, si alguien puede rememorarlo mejor así, se trata de una cruz roja, como la de la mega-ONG. Además, indica dónde debe colocarse: "sobre el hombro izquierdo, encima del corazón" (por cierto, este antecedente hace pensar que los predecesores del papa Clemente V sabían, o al menos tuvieron alguna experiencia al respecto, que en los capítulos de la Orden del Temple no pasaba nada especial, pecaminoso, ni mucho menos, herético). Este templario inicial se suele asemejar al que aparece en un vitral de la iglesia de Saint-Denis, con una cruz simple sobre el corazón, formada con dos trozos de tela roja iguales y superpuestos. Esta imagen de cruz sencilla permanece durante mucho tiempo en diversos lugares. Por ejemplo, entre las discordias habidas entre Alfonso X y su hijo Sancho, y para que el rey se garantizase el apoyo de los templarios, les concede el dominio de Frejenal (Badajoz, al lado de Jerez de los Caballeros), bajo diploma expedido el 8 de marzo de 1283; remodelando el castillo los del Temple y colocando su insignia sobre la puerta: una cruz sencilla de color rojo (Campomanes, pág. 49).

Los hechos que rodean el Capítulo Extraordinario de París se resumen en: carta de Melisenda, reina de Jerusalén, a Eugenio III pidiendo socorro, pues acaba de caer Edessa, en el año 1145; entrevista del obispo de Jabala, embajador de Jerusalén y Antioquía, con el Papa en la ciudad de Viterbo; Eugenio III convoca la II Cruzada el 1 de diciembre de 1145; pregón de San Bernardo y llamamiento a la cruzada en Vezelay, el 31 de marzo de 1146, con predicación y propaganda intensa y entusiasta del monje cisterciense, sin el cual, me atrevo a decir, no habría arrancado esa cruzada jamás; y, por último, los reyes Conrado de Alemania y Luis VII de Francia parten hacia Tierra Santa en la primavera del año 1147.

Esta autorización papal de Eugenio III, no ha de llevar a engaño, porque como en tantas otras ocasiones la Orden actuaba sobre hechos consumados, caso, por ejemplo, de la creación de la Orden en 1118, y posteriormente su legitimización papal en el año 1128, pero si lo hago es por ciertas razones (quién tenga oídos que oiga). Uno de los testimonios sobre la cruz nos lo da Jacques de Vitry, Obispo de Acre (1214), que llegó a Patriarca de Jerusalén (1239), el cual en su "Historia Orientalis" dice del Temple: "El qual Templo tiene buenos Cavalleros, que traen Capas blancas, con una Cruz roxa fencilla: una Vandera, ó Eftandarte de dos colores, que llaman baucant, va delante de ellos en las batallas."

Más información aquí.