Investigadores de la Universidad de Strathclyde crearon un plástico que cambia de color cuando la comida está a punto de perder su frescura.
Los expertos aseguraron que es más barato de producir que otros sistemas que utilizan etiquetas como indicadores y debería ayudar a reducir el desperdicio de alimentos.
Se estima que cada año sólo en Gran Bretaña, más de ocho millones de toneladas de comida que se podía comer se tira a la basura porque se cree, erróneamente, que está echada a perder.
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